El nuevo caso de feminicidio desató de nuevo el imperativo de hallar un principio de solución al mortal flagelo. La prisión domiciliaria para los violentos con sus parejas demostró, a estas alturas, un alto nivel de ineficiencia.

El psiquiatra forense José Vera señaló que la reclusión domiciliaria (o carcelaria), así como la orden de no acercarse a las víctimas, no solucionan un problema que tiene raíz psicológica y/o psiquiátrica.

El potencial feminicida da señales de que su actitud desembocará en un hecho fatal, afirmó.

“Muchas veces el comportamiento violento tiene qie ver con enfermedades mentales, mucha gente hoy en día (en consultorio) me dice: quiero matar… Se percibe siempre, porque hay muestras de violencia. La víctima tiene moretones, golpes. Los violentos no solo amenazan (de muerte) a sus víctimas directas, sino también a sus familiares”, refirió Vera en comunicación con la 1080 AM.

“Todos los casos de violencia deben tener tratamiento sicológico o psiquiátrico obligatorio, aún más si hay amenazas de muerte. Eso ya se implementó en otros países. La cárcel sola no sirve, porque se cumple la condena y puede volver a cometer violencia”, acotó.

La experiencia revela, señaló el profesional forense, que muchos violentos que ya formaron otra relación, insisten en violentar a sus ex parejas, lo cual revela una fijación que puede desembocar en actos mortales.

“Para el feminicida no hay tiempo, estado civil, porque puede que ya esté divorciado, esté con otra persona. No sirve la orden de no acercarse, eso no se respeta para nada”, añadió.

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