En el marco de la festividad de la Virgen de los Milagros de Caacupé, el Cardenal Adalberto Martínez Flores, Arzobispo Metropolitano de Asunción, presidió hoy una emotiva celebración eucarística que contó con la presencia del Presidente de la República, Santiago Peña, y del Vicepresidente, Pedro Alliana, además de autoridades civiles, militares y fieles provenientes de distintas regiones del país.
Bajo el lema “La voluntad del Padre: escuchar el clamor de los pobres y ser instrumentos de su amor”, el Cardenal Martínez destacó la importancia de vivir la fe a través del amor al prójimo, especialmente hacia los más vulnerables.
Inspirándose en las Escrituras, el Cardenal recordó las palabras de Jesús: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón ya tu prójimo como a ti mismo”. Enfatizó que este mandamiento no es solo una norma moral, sino el fundamento de toda la Ley y los Profetas. “No basta con decir ‘Señor, Señor’, sino que debemos demostrar nuestra fe mediante acciones concretas que promuevan el bien común y la dignidad humana”, expresó.
Con una mención especial al buen samaritano, instó a los fieles a no pasar de largo ante el sufrimiento ajeno. “El prójimo no es solo el amigo, el vecino o el conocido, sino todo aquel que necesita nuestra ayuda, sin importar su origen, religión o condición social”, agregó.
El Cardenal destacó la urgencia de atender el clamor de los pobres y aseguró que Dios tiene una especial predilección por ellos, pero no desea que permanezcan en la pobreza. “El amor al prójimo debe traducirse en concretas que promuevan la justicia social, el acceso a acciones básicas como salud, educación y vivienda digna, así como el respeto por las comunidades indígenas y campesinas”, afirmó.
También asumió la responsabilidad de cuidar el medio ambiente, recordando que el deterioro de la “Casa Común” afecta especialmente a los más desprotegidos. Citando la encíclica Laudato Si , denunció el uso irresponsable de los recursos naturales y llamó a un cambio de paradigma que privilegia el bien común sobre la codicia de unos pocos.
Corrupción: un obstáculo para el desarrollo
Por otro lado, el Cardenal condenó la corrupción, calificándola como un grave pecado que perpetúa la desigualdad y priva a los ciudadanos de una vida digna. “No se puede clamar ‘Señor, Señor’ mientras se saquean los recursos públicos que deben ser destinados a políticas sociales que alivian el sufrimiento de los más vulnerables”, sentenció, apelando a los administradores del Estado a ser íntegros y celosos guardianes del bien común .
Un llamado a la esperanza ya la conversión
El inicio del Adviento y el anuncio del Jubileo 2025 bajo el lema “Peregrinos de la esperanza” fueron mencionados como oportunidades para reflexionar y trabajar en la reconstrucción del tejido social y moral del país. “Es tiempo de organizar la esperanza y recuperar los valores que nos identifican como pueblo, para superar las profundas inequidades que nos afectan”, señaló.
Homenaje a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional
El Cardenal dedicó unas palabras especiales a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, reconociendo su sacrificio y su papel fundamental en la seguridad y la paz del país. Encomendó a los caídos en servicio ya sus familias a la protección de la Virgen de Caacupé, destacando que su misión debe ser cumplida con integridad y patriotismo.
La homilía concluyó con un ferviente llamado a la acción conjunta entre los ciudadanos y las autoridades para construir un Paraguay más inclusivo, solidario y justo. “Solo trabajando juntos podremos honrar verdaderamente a nuestra fe ya nuestra Madre de Caacupé, siendo instrumentos de amor y justicia en nuestra sociedad”, finalizó. Fuente: HOY